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Wislawa Szymborska

Nació el 2 de julio de 1923 en Polonia. Estudió Lengua, Literatura Polaca y Sociología. Mantuvo una columna de crítica literaria. Premio de Literatura de Cracovia, 1963.

Premio del Ministerio de Cultura de Polonia, 1991. Premio Goethe. 1996. Premio Nobel de Literatura, 1996.

Como expresó la Academia Sueca al entregarle el Premio Nobel: “Por una poesía que con precisión irónica, logra que pasajes de la realidad humana, salgan a la luz en su contexto histórico e ideológico”.

Wislawa Szymborska vivió en Cracovia desde los 8 años, allí escribió toda su poesía y murió allí a la edad de 89 años, en 2012. Existe un hermoso monumento a Wisława Szymborska en Kórnik, un banco en el que está sentado un gato y ella lo observa con amor. Son muchos los poemas que Szymborska dedicó a la causa animal, tan descuidada por los humanos.

UN GATO EN UNA CASA VACÍA


Morir, eso no se le hace a un gato.
Pues qué puede hacer un gato
en una casa vacía.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Pareciera que nada ha sido cambiado
y sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y la lámpara ya no se enciende por la noche.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente desapareció
y obstinadamente no está.

Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado y se ha mirado debajo de la alfombra.
Incluso se ha roto la prohibición
y se ha desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.

Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Se irá hacia él
como si no se quisiera,
despacito,
sobre patas muy enojadas.
Y nada de saltos ni maullidos. Para comenzar.
 
 
 
 
 *****
 
 
Kot w pustym mieszkaniu
 

Umrzeć - tego nie robi się kotu.
Bo co ma począć kot
w pustym mieszkaniu.
Wdrapywać się na ściany.
Ocierać między meblami.
Nic niby tu nie zmienione,
a jednak pozamieniane.
Niby nie przesunięte,
a jednak porozsuwane.
I wieczorami lampa już nie świeci.
Słychać kroki na schodach,
ale to nie te.
Ręka, co kładzie rybę na talerzyk,
także nie ta, co kładła.

Coś się tu nie zaczyna
w swojej zwykłej porze.
Coś się tu nie odbywa
jak powinno.
Ktoś tutaj był i był,
a potem nagle zniknął
i uporczywie go nie ma.

Do wszystkich szaf się zajrzało.
Przez półki przebiegło.
Wcisnęło się pod dywan i sprawdziło.
Nawet złamało zakaz
i rozrzuciło papiery.
Co więcej jest do zrobienia.
Spać i czekać.

Niech no on tylko wróci,
niech no się pokaże.
Już on się dowie,
że tak z kotem nie można.
Będzie się szło w jego stronę
jakby się wcale nie chciało,
pomalutku,
na bardzo obrażonych łapach.

I żadnych skoków pisków na początek.
Traducción: Maria Zebrowska Valero y Alberto Valero